martes, enero 18, 2005

Bajarse al moro

Coño, ya está bien. Se han creído que somos bobos. Pero no. Los españoles tenemos orgullo y dignidad. O teníamos... por que desde que vivimos en democracia hemos dejado que miles de personas vivan oprimidos bajo la dictadura del Sultán de Marruecos. El Sahara era una colonia española. Antes también lo había sido, como Protectorado español, parte del territorio de lo que después fue Marruecos. Pero el Sahara pertenece al pueblo saharaui y España es responsable por no haber sabido enfrentarse en su momento a la marcha verde de Hassan II. Ceuta y Melilla son ciudades fundadas respectivamente por las coronas de Castilla y de Portugal y son tan españolas como Canarias o como Gibraltar, ciudad, ésta sí, arrebatada por la fuerza de las armas por los ingleses y cobardemente usurpada a la corona española. Marruecos no es una democracia occidental, es un Estado que reconoce al Islam como religión que dicta las normas que rigen la vidad civil y que reconoce al monarca alauí como descendiente del profeta e intérprete máximo de El Corán en su territorio. Por eso es de los reyes más ricos de la tierra, mientras sus súbditos viven en el subdesarrollo. Si no hemos sido capaces de descolonizar el Sahara, España debe volver a asumir su papel de potencia colonial para arreglar cuentas con la Historia y devolver el territorio a sus legítimos dueños, el pueblo saharaui.

jueves, enero 13, 2005

Sueños ¿o garabatos?

¿Qué son los sueños? ¿Aves del paraíso o pájaros de mal agüero?
Los sueños de la razón engendran monstruos, pintaba el irónico maño en alguno de sus geniales grabados.
Ante el gran teatro de la vida el gran Calderón planteaba la plenitud del sueño.
Anoche soñé que soñaba... y al despertar el día la realidad envuelve nuestros sentidos con algunos fragmentos de sueños rotos.
Señor, no nos dejes caer en la tentación de desterrar nuestros sueños... nuestros mejores sueños de dar amor a los que nos rodean.

miércoles, enero 12, 2005

Europa exhausta

Pobre Europa. Irreconocible quieren dejarte. Europa, hermosa vaca domesticada por políticos que buscan ordeñarla. Europa soy yo, cree Giscard d'Estaing y con él "la grandeur" principesca y reyezuela renace al compás del ojo y el triángulo. Los europeos no necesitamos ser una norma constitucional para seguir siendo europeos o para seguir sintiéndonos Europa. Europa es diversidad y eso une lo suficiente. Europa es germen de Occidente y de la libertad.
Europa, ¿sigues siendo cristiana?, ¿sigues amando la verdad?, ¿sigues dispuesta a defender los valores de los que fuiste crisol? Como España se hace universal y prolonga su ser de histórica nación a través del idioma español, así el genio europeo se prolonga en América y la democracia se convierte en paradigma político de las naciones libres.
Europa, sin embargo, busca encorsetarse. A China y a nuestros aliados occidentales -EE.UU., Canadá, Japón- les interesa que los europeos nos dediquemos a la política artifical, o sea a creer que somos lo que nunca hemos sido, una sola nación, y que abandonemos lo que realmente nos une y nos vertebra: ser un vasto espacio de libertad, de confrontación de ideas y diferencias, crisol de ingenio y creación, del derecho romano, de la imperfecta demos griega y del renacimiento de un hombre que nunca habitó la edad oscura. Espacios de libertad, plazas públicas y mercado, intercambio de ideas y comercio. Cosos de martirio y sacrificios extremos. Lugar donde la filosofía convierte al hombre en esclavo y sin embargo Dios, una vez más, lo libera. Reinos y Repúblicas. Tierras de inventores y revoluciones que subyugan el espíritu. Dominios de la guerra y de seres cobardes capaces de dominar la Tierra. Sueño de siervos, nobles desprotegidos y burgueses entregados a la construcción de un Estado que les proteja. Catedrales. Cristiandad. Cruzadas.
Pobre Europa. Exhausta quedas. Si se aprueba en referéndum, ¿realmente serás mañana una nueva nación? Europa, defiéndete: ¿cuántos hombres te quedan?

martes, enero 11, 2005

A veces no sabemos nada

La historia nos contempla como verdaderos escribas. Los dioses nos dieron la oportunidad de conocer. Y nosotros la desaprovechamos... o no. Sí, la historia la escribe cada uno con sus trabajos, sus distracciones, aprovechamientos y pérdidas de tiempo. ¡Ay! si fuéramos capaces de recuperar todo lo perdido. Cuántos besos mal dados, cuántos sueños mal soñados, cuántas ilusiones baldías. La historia nos contempla y nosotros siquiera lo sabemos. A veces no sabemos nada.

Hombre era, dios finito de los suelos

Es increíble poder empezar una aventura. Éstas siempre se sabe cómo comienzan, pero nunca se logra saber del todo cómo pueden terminar . Por eso, es apasionante adentrarse en selvas desconocidas, en bosques sagrados, en tierras vírgenes donde encontrar nuevos amigos o alguien que siemplemente te escuche. Sabemos que somos hombres y que en lo alto habita lo desconocido. El horizonte promete territorios salvajes y desconocidos. Adentrémonos.